Justamente una primera referencia que se hace al emblemático árbol de mora que da nombre a la casa y la calle la encontramos en el testamento de don Melchor Pacheco en 1869 donde se lee: "Declara por sus bienes adquiridos por mí la casa de mi habitación situada en la calle del Moral" .
La casona permaneció en propiedad de los descendientes de don Melchor Pacheco y su esposa doña Gertrudis Bustamante hasta la década de 1940. Padeció etapas sucesivas de despoblamiento y hacinamiento cuando ya entrado el siglo XX era utilizada parcialmente como una herrería y en su patio se veía guardar caballos y hasta pastar una vaca, según relatan memoriosos arequipeños.
El interior de la Casa que en tiempo colonial y en el siglo XIX estaba destinada a huerta y establo, había pasado a ser cochera a la que se ingresaba por la calle Bolívar.
El solar de la Casa del Moral quedó reducido entonces a una extensión de 1560 metros cuadrados. Sus propietarios, la familia Villegas Núñez del Prado, habían hecho importantes restauraciones y la reconstrucción de las habitaciones situadas sobre la calle Bolívar pero la fachada continuaban inclinada sobre la calle Moral, de modo que, a pesar de las reparaciones efectuadas, la construcción seguía siendo la que originalmente mandó edificar don Manuel Santos de San Pedro.
Esta bella propiedad bastante deteriorada fue adquirida el 23 de diciembre de 1948 por los esposos Arthur Howell Williams, ingeniero de minas británico, y su esposa doña Bárbara Kirtz de Williams, quienes emprendieron un trabajo de restauración y refuerzo de estructuras de carácter integral, siendo verdaderos pioneros en este tipo de trabajos.
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